Alumnas de la SEPER Adela Frigolet de Nerva elaboran las tradicionales torrijas para Semana Santa que degustarán tras una ruta de senderismo por Peña de Hierro

por Juan Antonio Hipólito Domínguez / 25 de Marzo de 2021 / Publicado en Educación, Gastronomía

Tras un año en blanco por culpa de la pandemia de COVID-19, las alumnas de la SEPER Adela Frigolet de Nerva han vuelto a sus actividades grupales con la elaboración de las tradicionales torrijas para Semana Santa. La actividad, en la que ha colaborado la Asamblea Comarcal de Cruz Roja Nerva, se ha desarrollado con todas las medias anticovid recomendadas por las autoridades sanitarias. Ayer dedicaron toda la tarde a la elaboración de unas exquisitas torrijas que merendaran esta tarde con café y chocolate tras una ruta de senderismo por el paraje natural de Peña de Hierro.


La torrija es un plato hecho de una rebanada de pan (habitualmente de varios días) que es empapada en leche, almíbar o vino y, tras ser rebozada en huevo, se fríe en una sartén con aceite. Se endulza con miel, melaza o azúcar y es aromatizada con canela. La primera referencia conocida a un producto parecido está en la obra de Apicio, quien compiló recetas latinas de los siglos IV y V. En el recetario, menciona que la rebanada de pan debe sumergirse en leche, pero no habla del huevo y no le da un nombre especial: se limita a llamarla aliter dulcia (otro plato dulce).

En España, el término «torrija» o «torreja» aparece ya documentado en el siglo xv. Juan del Encina utiliza «torreja» en un villancico de su Cancionero (1496) «miel y muchos huevos para hacer torrejas», al parecer como plato indicado para parturientas. El cocinero Domingo Hernández de Maceras en su recetario Libro de Cozina (1607) usa el término «torrija» en un elaborado plato de manos rebozadas, como una especie de torta endulzada con azúcar y canela, aunque no explica su elaboración. Su asociación a la Cuaresma se debe tal vez a la necesidad de aprovechamiento del pan sobrante que, durante el tiempo en que no se podía comer carne, era por ello menos consumido, aunque las familias elaboraban la misma cantidad.

 

 

Las torrijas se pueden hacer con leche, con almíbar o con vino. Para hacerlas con leche se calienta leche con azúcar y canela en un cazo. Antes de que llegue a hervir se retira y se echa sobre las rebanadas de pan, dispuestas en una fuente. Se deja el pan en remojo durante media hora. Transcurrido ese tiempo se rebozan en harina y huevo y se fríen en abundante aceite caliente. Cuando estén doradas se escurren y se pasan a una fuente donde se espolvorean con azúcar y canela. Se sirven calientes.

Otra forma de prepararlas es humedecer el pan con agua con un poco de sal y dejarlo reposar unas horas. Posteriormente, se esponjan las rebanadas en una fuente con vino una a una para que se empapen bien. Luego se bate el huevo y se rebozan en harina para freírlas por ambos lados en una sartén con aceite de oliva. Posteriormente las torrijas se escurren y se disponen en el plato. Cuando se emplea vino en la preparación, suele ser vino blanco, vino dulce de moscatel o vino dulce de pasas.

Se puede hacer un almíbar calentado agua con miel, azúcar y melaza a partes iguales y removiendo bien la mezcla para dejarla homogénea. Cuando este aderezo está terminado se echa a las torrijas. Suelen conservarse solamente un par de días, ya que la leche fermenta. No obstante, las torrijas de vino suelen mantenerse en buen estado por más tiempo. Pueden hacerse con pan del día anterior o con una masa especial preparada para ello.

 

 

El consumo de este plato en España es típico durante la Cuaresma y la Semana Santa. Existen múltiples variantes, comenzando por el pan, que puede ser pan corriente del día anterior o una masa preparada especialmente. Se puede echar un trozo de cáscara de limón en el aceite de oliva para aromatizarlo, aunque no es esencial porque, aunque existen una serie de características comunes, la receta admite variantes.

La especia imprescindible es la canela, aunque a veces se le añade también clavo de olor. Aunque es menos habitual, se les puede añadir al final nata o crema pastelera. Más recientemente se han elaborado variedades vegetarianas que sustituyen la leche de vaca por leche de soja y los huevos por harinas de garbanzo, soja u otras leguminosas.

 

Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continúa navegando, consideramos que accepta su uso.

Acceso

Registro

¿Olvidaste tus datos?

ARRIBA