Nerva acogió el pasado domingo una masiva y exitosa concentración de vehículos clásicos de multitud de marcas y diferentes épocas en las que han participado propietarios a título individual y clubes de vehículos clásicos como el de Aracena, Matalascañas, Sevilla y Huelva.
Desde las 11 de la mañana del pasado domingo, en la zona de Auto-Caravanas, iban llegando los distintos participantes con sus respectivos modelos, haciendo que poco a poco el lugar fuera pareciendo un aparcamiento de tiempo atrás con todo tipo de coches fundamentados en una mecánica muy diferente a la de hoy, que hacían las delicias de los amantes de la automoción en general o de cualquier persona en particular.
Esta jornada con motos y coches clásicos celebrada en la localidad minera, como era de esperar, ha levantado una gran expectación. Multitud de vecinos y aficionados se han recreado mirando esos modelos de antaño, coches que llenaban de recuerdos a muchos de los asistentes, que contaban anécdotas sobre ellos. Es una mirada al pasado, a aquellos años en los que los diseños y la comodidad del automóvil dista mucho de lo que podemos disfrutar hoy, pero donde la mecánica y la fiabilidad de estos automóviles, sin duda era su principal valor, como prueba el hecho de que algunos de que estos vehículos sigan recorriendo las calles y carreteras después de muchas décadas, algo impensable hoy por hoy.
Los participantes disfrutaron de una comida y jornada de convivencia en la que intercambiaron opiniones y compartieron experiencias mecánicas, además de la entrega de premios protagonizada por las siguientes personas: Antonio Conejero de Tomares, Premio del Público, por la moto Ducati Mino Marcelino de 1971; Isabel García de Tomares, Premio Moto más Antigua, por la moto Levis 211 de 1918; Francisco Ballestero de Aracena, Premio al Vehículo más Antiguo por un Mercedes 1705 de 1948; Manuel Delgado de Huelva, Premio al Conductor más Veterano con 91 años, propietario de un SEAT 600 de 1970; y Hugo Otero de El Campillo, Premio al Conductor más Joven con 22 años propietario del Renault Super 5 de 1993.
La presencia de motos fue también un importante atractivo y entre las maravillas de dos ruedas pudimos deleitarnos con varios modelos que no hicieron recorrido pero que estuvieron presentes a modo expositivo.
Coches de toda la vida, viejos conocidos de quienes ya tenemos una edad. Los modelos más emblemáticos de las más punteras marcas y también alguna joya de esas que te hacen pensar que ningún tiempo pasado fue peor, coches que perdurarán por siempre y que hacen esbozar esas frases de anhelo de aquellos años donde la automoción era un mundo que desataba pasiones.
La jornada deparó también un recorrido de estos coches por distintas calles de nuestro pueblo, algo que hizo que muchos vecinos salieran a la puerta de sus casas para ver un desfile lleno de colorido, y sonidos de motor que rememoraban otros tiempos en los que no era tan difícil, por ejemplo, encontrar un aparcamiento, ya que no todo el mundo podía tener un coche, ese anhelado sueño que muchos tuvimos y que cuando se hacía realidad te cambiaba la vida.
No es difícil ver aun en circulación a estas maravillas, entre otras cosas porque sus dueños han puesto todo el empeño y cariño en mantenerlos. Tras el recorrido, todos los vehículos quedaron expuestos en la zona centro para deleite de todos aquellos que miraban y remiraban cada modelo, haciéndose multitud de fotos.