Un equipo multidisciplinar formado por jóvenes doctorandos de la Universidad de Tubinga de Alemania, tutelados por el catedrático alemán de Geomicrobiología, Andreas Kappler, en colaboración con el microbiólogo español del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Ricardo Amils, se encuentran desarrollando diferentes investigaciones científicas en el entorno del río Tinto, muy cerca de su nacimiento en Peña del Hierro, Nerva.
Los futuros doctores alemanes, entre los que se encuentran también un ruso, preparan parte de sus tesis doctorales investigando el subsuelo del entorno del río rojo. Se trata de un proyecto de colaboración en el que ambas entidades vienen trabajando desde hace tiempo. Hace unos cuatro años conocieron el entorno y les pareció muy interesante para desarrollar futuras investigaciones relacionadas con sus trabajos de investigación. Son geomicrobiólogos y están empezando un proyecto que acaban de conseguir.
El objeto principal de la investigación es la microbiología que habita en los sedimentos que se producen a orillas del Tinto. De ahí que los trabajos se lleven a cabo en una de las pequeñas presas que se encuentran a lo largo del curso del río. “Nosotros ya hemos explorado en esos pequeños laguitos, pero a ellos les interesa más saber lo que hay bajo los sedimentos con la intención de entender la relación que hay entre los microorganismos y los minerales que se encuentran en los sedimentos”, aclara Amils.
La geomicrobiología básica pretende entender la relación entre la biología y la geología. “Ahora bien, cada equipo le da el enfoque que mejor le parece. Nosotros trabajamos en el subsuelo de la faja pirítica para entender el origen del río Tinto. A ellos les interesa más entender la asociación de metales con minerales de hierro, por ser este último conocido como un secuestrador de metales”, puntualiza el microbiólogo español.
Amils está firmemente convencido de que aún queda mucho por descubrir en el entorno del río Tinto: “Todavía el río y su entorno da para mucho. De momento solo hemos rascado la superficie. Probablemente, lo más interesante sea que en las últimas décadas el río haya pasado a ser un modelo para estudio de la Ciencia. Esta es la razón por la cual continúan viniendo científicos de distintas universidades del mundo en busca de respuestas a preguntas insondables”.
Estos jóvenes doctorandos siguen ahora los pasos de otros científicos de diferentes nacionalidades que, sobre todo, durante las tres últimas décadas, han desarrollado numerosos proyectos de investigación en torno al río Tinto y el subsuelo minero sobre el que discurre camino del Atlántico. “Hace veinte años llegaron los de la NASA a estudiar la analogía del entorno del río con el planeta Marte, ya habíamos desarrollado nosotros otros proyectos para perforar el subsuelo en busca de vida extremófila. Y la sorpresa fue mayúscula cuando dimos a conocer que debajo de nuestros pies había vida. Y esta vida, por su metabolismo, es la que, probablemente, sea la responsable de que el río Tinto tenga el color que tiene. Ahora, continuamos en pleno proceso de divulgación para conocimiento de la comunidad científica”, explica Amils.
Las explicaciones del microbiólogo español, profesor emérito de Microbiología de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador del Centro de Astrobiología (CAB), centro mixto entre el CSIC y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA), dejan entrever el interés el río Tinto sigue suscitando para cualquier científico del mundo. “¡La cantidad de microorganismos que ha de haber en el subsuelo de esta tierra para enviar todos esos metales, sobre todo el hierro, al Océano Atlántico! Este fenómeno es digno de ser estudiado por la Ciencia”, subraya el profesor.
Amils y Kappler se conocen desde hace muchos años y mantienen una relación de colaboración muy fructífera. El español ha dedicado durante los últimos 35 años una parte importante de su investigación a la caracterización geomicrobiológica del ambiente ácido extremo del río Tinto, su origen y la diversidad procariótica y eucariótica de la columna de agua, las biopelículas y los sedimentos. En los últimos años ha dirigido el proyecto ‘Advance ERC’ dedicado a la caracterización geomicrobiológica del subsuelo profundo de la Faja Pirítica con el fin de demostrar que las condiciones extremas existentes en la cuenca del Tinto son la consecuencia de la actividad de un biorreactor subterráneo. La caracterización geomicrobiológica de la cuenca del río Tinto realizada por su grupo ha permitido que dicho ecosistema se considere uno de los mejores análogos geoquímicos y mineralógicos terrestre del planeta Marte. Por su parte, Andreas Kappler viene ejerciendo la Cátedra de Geomicrobiología en la Universidad de Tubinga desde 2008. Además, forma parte del comité editorial de Geobiology y es miembro de la Junta Editorial Ciencia Ambiental: Procesos e Impactos. También es revisor de numerosas publicaciones científicas entre las que destacan: Nature, Nature Reviews Microbiology, Science, Nature Geoscience, PNAS, Geochimica Cosmochimica Acta, Applied and Environmental Microbiology, mBIO, Environmental Science & Technology, Astrobiology, JGR-Biogeosciences, Applied Soil Ecology, Geobiology, y Geomicrobiological Journal.
La Universidad de Tubinga es un centro público de estudios superiores ubicado en la ciudad de Tubinga (Baden-Wurtemberg, Alemania. Es una de las universidades germanas más antiguas, con reconocimiento internacional en los campos de la Medicina, Ciencias Naturales y Humanidades. A lo largo del siglo XX ha tenido a varios alumnos laureados con el Premio Nobel, especialmente en los campos de la Química y la Medicina, como Wiliam Ramsay, primero en conseguirlo en 1904, y Günter Blobe, el último en lograrlo en 1999, respectivamente. Actualmente, cuenta con más de 20.000 estudiantes matriculados. La Universidad de Tubinga desarrolla un gran número de proyectos de investigación en numerosos campos, siendo los más prominentes los que se encuentran dentro del marco de las Ciencias Naturales.