Según informa Juan A. Hipólito, al son del pasodoble de Nerva van entrando en el salón donde disfrutarán de un encuentro inolvidable organizado por el equipo formado por Conchi, Montse, Toni, Cipri, Paco, Antonio y Lorenzo. No falta un solo detalle. A cada comensal se le regala un pergamino dedicado por el pianista Javier Perianes y una reproducción en miniatura de la emblemática torre de Nerva. También puede observarse una réplica a escala de la escultura de la garza realizada por Paqui con material reciclado que terminó sorteándose con el fin de recaudar fondos para el asilo de ancianas con 350 euros como resultado de la recaudación, y otra más pequeña de San Antonio en su ermita de El Ventoso. La carta del menú, diseñada por Lorenzo Adame, va personalizada con el nombre de cada participante. Una tarta de postre con la foto de la emblemática fuente de la Reú. Se bailó por sevillanas. Hubo diplomas para todos los acompañantes de nervenses a los que se les reconoce el mismo amor que siente por el pueblo de sus parejas. Y el color albiceleste de la bandera de Nerva lo inunda todo, desde los farolillos hasta el mantel de cada mesa. Es un puro baño de nervensismo a más de 1.000 kilómetros de distancia de sus raíces.

Todo comenzó en mayo de 2014 con apenas una veintena de nervenses afincados en Cataluña que se reencontraron en el grupo de Facebook ‘Nervenses por el Mundo’ creado por Juan Carlos Domínguez Cerrato en octubre del 2013. En uno de estos encuentros llegaron a coincidir hasta 200 personas. Durante estos últimos siete años han recibido la visita de decenas de nervenses repartidos por el mundo, desde Argentina hasta Suiza, así como de varias ciudades de España. Este año, tampoco han faltado el alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, acompañado por su primera teniente de alcalde, Antonia González, y el administrador del grupo de la famosa red social del que forman parte más de 5.000 miembros. Para organizadores y participantes, la presencia del primer edil nervense es como si recibieran la visita del pueblo entero, les llena de orgullo y satisfacción. 

Las historias de estos nervenses en tierras catalanas se entrelazan unas con otras. Todos salieron de su pueblo siendo unos críos, algunos con tan solo un año de edad. La inmensa mayoría siguieron a sus padres en busca de un mejor provenir. Otros iniciaron la aventura en solitario, sin tan siquiera haber cumplido la mayoría de edad. En Cataluña se labraron un futuro y formaron una familia, pero jamás renunciaron a sus raíces, a su Nerva querida, a la que tantas vivas lanzan con el corazón henchido de felicidad: Antonia se enorgullece de ser una de las primeras organizadoras con las que contó este tipo de encuentros; Lorenzo sueña con organizar uno similar en Mallorca; a Celinda le encantaría que cada año viniese más gente al de Barcelona; Baena ya cuenta días para volver a Nerva; Castilla manda recuerdos para su prima Alicia y todos sus hijos; Quiani y su hermana Manuela viven tan intensamente estos encuentros que les es difícil explicarlo con palabras; de los hermanos “Pindongo”, Antonio, que se pasó gran parte del encuentro amenizando el mismo con su caña rociera, regresa cada año a lo que queda de la casa donde su madre le dio a luz porque es allí donde reposan sus cenizas por expreso deseo de ella; los artistas Montero y Velasco disfrutan de su amistad entre nuevos amigos; el matrimonio Garrido, que siendo de Nerva no se conocieron hasta llegar a Barcelona echan de menos los ricos gurumelos; y así, decenas de historias por contar, por compartir, por disfrutar en una convivencia ejemplar de nervenses en tierras catalanas.

Muchos de los participantes de este encuentro de nervenses en Barcelona ya cuentas los días para volver a reencontrarse en su pueblo natal. A mediado de agosto, desde hace seis años, la localidad minera acoge un encuentro de similares características en el que también participan decenas de nervenses repartidos por el mundo que vuelven a sus orígenes para hacer lo que más les gusta: nervensear.