Nerva ha conmemorado el 89 aniversario de la entrada en la localidad minera de las tropas sublevadas a la II República, con un acto institucional celebrado junto a la fosa común del cementerio municipales, la más grande de la España rural, de donde se han llegado a recuperar durante los últimos años los restos óseos de 266 víctimas del Franquismo.
Un 26 de Agosto de 1936, las tropas sublevadas a la II República, arrasaban en Nerva, en pleno corazón de la comarca minera. Lo sucedido en aquellas fechas, es tan difícil de asimilar, que aún hoy, las lágrimas afloran entre aquellos que cada año asisten a actos como este, desarrollado en el cementerio municipal y donde se rememora la página más triste de nuestra historia, donde la sinrazón acababa con la vida de más de dos centenares y medio de personas inocentes que solamente querían vivir en libertad.
El alcalde de Nerva, José Luís Lozano, fue el encargado de dar la bienvenida para abrir un acto que congregó a casi un centenar de personas llegadas desde distintos puntos y entre los que se encontraban alcaldes de la Cuenca Minera y representantes de asociaciones memorialistas de distintos puntos de la geografía regional. Lozano hizo un recorrido por aquellos trágicos acontecimientos y cómo estos se reflejaron incluso en diversas publicaciones, al tiempo que habló de los trabajos realizados en pos de la dignificación de las víctimas.
José Estaban Garrido, presidente de la Federación Andaluza de Memoria Democrática, mostró su satisfacción por actos como el desarrollado este 26 de agosto en Nerva, al tiempo que destacó la importante presencia de gente, lo que viene a demostrar que se están dando pasos firmes en la recuperación de la memoria.
El que fuera alcalde de Nerva por el PCE, Ricardo Gallego, visiblemente emocionado, también recordó la dificultad de tiempos vividos en nuestro municipio y en todo aquello que se realizó para mantener viva la Memoria de un pueblo ante unos hechos demoledores que marcaron nuestra historia. Gallego destacó y pidió reflexión sobre las corrientes de extrema derecha que se posicionan en el mundo y que amenazan las libertades y pueden provocar una regresión en los caminos de la democracia.
Por su parte, Juan García, del Movimiento Memorialista de Nerva y la Cuenca Minera del Rio Tinto, pidió justicia y reparación y habló también de la instauración de un museo de la Memoria.
En esta tarde de emociones, también se rindió homenaje a Antonio Marín, último testigo de la memoria, quien recogió un significativo presente de manos del alcalde de Nerva José Luís Lozano, y de los exalcaldes, Ricardo Gallego y José Antonio Ayala. Marín, con una memoria privilegiada, narró algunos hechos de lo ocurrido en Nerva en aquel 26 de agosto de hace 89 años, que él vivió siendo un niño. Su emocionado discurso impactó de manera contundente entre los presentes.
Tras este homenaje se procedió a la ofrenda floral por parte de los grupos políticos de la Corporación Municipal y personas asistentes al acto, depositando rosas con los colores de la bandera republicana en ambas fosas a la entrada de cementerio municipal.
Todos estos actos fueron aderezados también con acordes musicales a cargo de María Barrientos, al cante, y Rafael Martínez, a la guitarra, que pusieron más verdad y emoción a este acto con sus interpretaciones de fandangos de los Hermanos Toronjo en primer término, y el Tango de Las Madres Locas, en una sublime interpretación que ponía fin al acto.
Pero recordada por mucho tiempo, sin lugar a dudas, será la interpretación de ‘Bajo esta tierra’ realizada por el grupo de teatro ‘La Batea de los 15’. Esta obra, escrita por José Gregorio Prieto, director de dicho grupo teatral con vocación comarcal, mostraba 5 escenas, en 5 zonas distintas del cementerio municipal donde se iba desarrollando la acción ante la atenta mirada de todos.
La primera escena, el Rumor del Miedo, mostraba a Dolores y Carmen, dos mujeres que no salen en los libros de historia, pero que son historia de lo que aconteció en muchas casas. Ellas son las guardianas del Hogar y del Dolor.
La segunda escena, desarrollada unos metros más allá, tenía como título ‘El último cigarro’ y refleja la acción de multitud de hombres que se echaron al monte huyendo de la crueldad, combatiendo el miedo.
La carta del Alcalde era la tercera escena. La historia la escribe unas manos temblorosas, José Rodríguez, alcalde de Nerva, sabe que nada puede hacer para detener la sinrazón. Una declaración heroica, no de rendición, sino de aceptación, dolorosa de que la libertad se desmorona
‘Visita en la prisión’, cuarta escena que simboliza un día de visita donde el tiempo no pasa igual, donde el amor y los recuerdos resisten entre barrotes.
Y la quinta y demoledora última escena, se refleja en el título ‘El Paredón’, el sitio donde termina el camino, donde no hay justicia ni perdón, donde el dolor no cabe en el cuerpo, y donde el silencio lo cubre todo cuando se derrama la muerte tras el estruendo de los fusiles.
5 escenas a cual más desgarradoras y que reflejan con fidelidad lo que fue una historia real y no ficticia, de dolor, drama y muerte por simplemente existir, por la crueldad de quienes deciden que unos si, otros no.
La obra emocionó a todos de tal forma que las lágrimas corrían de manera furtiva por el rostro de los presentes. Una tarde para homenajear a quienes pagaron con su vida la privación de libertad, una tarde para no olvidar.