El Ayuntamiento de Nerva ha tributado un merecido homenaje al colectivo de inmigrantes y emigrantes con un emotivo acto institucional celebrado en el salón de plenos de la Casa Consistorial en el que se ha reconocido a: Estera Chetrone, Verónica Rosemary y Mariam Belrhiti, como Inmigrantes del Año 2025; y a Lorenzo Adame, José Santos Baena, Salomón López y los hermanos Correa, Manoli y Quiani, como Emigrantes del Año 2025 en Nerva.
Se trata de dos colectivos, el de inmigrantes y emigrantes, unidos por un denominador común: la migración desde sus lugares de orígenes hacia un nuevo destino en busca de un mejor porvenir y nuevas oportunidades de prosperar. De ahí que ambos colectivos empaticen de la forma que lo hacen, y se reconozcan el uno en el otro con unas mismas metas que compartir.
El alcalde de Nerva, José Luis Lozano, acompañado por parte de su equipo de gobierno municipal, ha tenido palabras emotivas de reconocimiento y cariño para todos ellos en un discurso plagado de guiños a la Nerva culta y trabajadora, a la que vuelven cada verano los que un día partieron y a la que acoge en su seno solidario los que vienen de diferentes partes del mundo.
Inmigrantes del Año 2025:
Estera Chetrone, Verónica Rosemary y Mariam Belrhiti reciben hoy en nuestro Ayuntamiento la distinción Inmigrantes del Año.
Tres nombres que van a representar en Nerva al colectivo de inmigrantes. Tres vidas con historias comunes de superación, sacrificio e integración en un pueblo que les acogió hace años con los brazos abiertos. De Marruecos, Romanía y Bolivia, tuvieron que salir un día por diferentes circunstancias y encontraron Nerva como pueblo de adopción, donde se les ha respetado y ofrecido una oportunidad que no han desaprovechado.
Mariam es de Tetuán. Llegó a España en 2005. En su caso, no salió de su país por necesidad, sino por amor, dejando un trabajo fijo. Después se quedó sola con una niña que criar. Y en Nerva volvió a encontrar el amor hace 15 años. En la localidad minera ha podido estudiar e incluso llegarse a sacar el carné de conducir.
Estera es rumana. Tuvo una salida muy traumática al fallecer su madre. Su primer destino en España fue Málaga, donde residía su prima. Pero definitivamente el amor le trajo a Nerva. A diferencia de sus compañeras galardonadas, el idioma le resultó más complicado, pero finalmente lo domina a la perfección. Sin duda, su gusto por la lectura le habrá ayudado en gran medida.
Verónica es de Bolivia. Ya van para 24 los años que está en España. Es muy creyente y está firmemente convencida de que su llegada a Nerva ha sido de la mano de Dios. En su país de origen tenía una situación muy precaria y en España encontró una ocasión propicia para ayudar a su familia desde la distancia. En nuestro país ha llegado a convalidar sus estudios de técnico en Farmacia y forma parte de la Junta de Gobierno de la Hermandad de San Bartolomé.
Ninguna de las tres se esperaba el reconocimiento que le va a tributar el Ayuntamiento de Nerva el próximo sábado 23. Para ellas el mayor premio que pueden tener es el reconocimiento de sus vecinas y la acogida tributada en la localidad minera, donde la mayoría trabajan en el sector de la atención sociosanitaria.
La mayoría llegaron sin papeles. Pero esto no fue un impedimento. En ningún momento se sintieron rechazadas. Todo lo contrario. Se han sentido queridas y respetadas. Echan de menos su país, pero han convertido a Nerva es su casa. Hablan con mucho amor y cariño de la localidad que les acogió hace años. Destacan la solidaridad de los nervenses y la manera de empatizar con sus vidas porque también emigraron en su día.
Emigrantes del Año 2025
Lorenzo Adame, José Santos Baena, Salomón López y los hermanos Correa, Manoli y Quiani reciben hoy la distinción Emigrantes del Año 2025 en Nerva.
Todos tienen un denominador común: dejaron su Nerva natal siendo tan solo unos adolescentes. En algunos casos llegaron a irse solos. Otros se fueron arrastrador por sus familias. Pero siempre con la búsqueda de un porvenir mejor como meta a conseguir.
Aún le faltaban dos años para cumplir la mayoría de edad cuando José Santos Baena partía para Barcelona, donde llegó a trabajar en diferentes oficios que compaginaba con el mundo artístico. Pero la distancia no hizo el olvido. Siempre regresó a su Nerva natal, donde mantiene su casa, y a dónde regresa al menos tres veces al año: en verano, Navidad y en la época de los gurumelos.
Manoli Correa, con 14 años, marchó con su hermana para Barcelona. Al poco tiempo les siguieron sus hermanos con toda la familia. A algunos, como a Quiani, la idea de marchar a tierras catalanas no se seducía porque tenía otros planes de estudios y deportes, pero finalmente tuvo que partir también con toda la familia.
La mayoría emigraron a tierras catalanas, donde consiguieron crear sus propias familias, las mismas que ahora les atan a una tierra a la que terminaron por adaptarse tras unos duros y difíciles comienzos. Aunque, cada vez son más los que, como el caso de Lorenzo Adame, optan por volver a la tierra que los vio nacer.
Trabajaron en mil y un oficios, todos duros y mal pagados, sirviendo en casas, en la industria, de mecánicos torneros o de carpinteros, como fue el caso de Salomón López, cuyo oficio heredó su hijo, que trabaja en el mismo taller donde él se llegó a jubilar. Otros comenzaron a abrirse paso en el mundo artístico, como José Santos Baena, hasta ir consolidándose en un mundo muy competitivo.
La vida ha sido dura y compleja para todos ellos, alejados de su pueblo natal, de sus raíces, pero siempre con su Nerva del alma en el corazón, esa a la que vuelven cada agosto para reencontrarse con sus recuerdos de infancia, humildes pero felices. Son los que mejor saben conjugar el nervensismo.
Desde el 14 de octubre de 2013 comparten sus vivencias con cientos de nervenses repartidos por el mundo a través de un grupo en la red social Facebook y este año han celebrado el X Encuentro de Nervenses por el Mundo que se ha convertido por derecho propio en la antesala de las fiestas patronales de San Bartolomé.