La Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla acogió el jueves 4 de diciembre la defensa de la tesis doctoral del investigador nervense José Vázquez González, un trabajo que supone la primera radiografía completa del Orgullo LGTBIQ+ de Sevilla desde finales de los años setenta hasta nuestros días. La tesis, dirigida por la Dra. Jiménez Marín y la Dra. Pulido Polo, obtuvo la máxima calificación y ha sido valorada como un estudio riguroso, innovador y de profundo interés social.
El trabajo parte de una premisa clara: a pesar de la relevancia simbólica, política y cultural del Orgullo sevillano —uno de los eventos sociales más importantes de la ciudad—, no existían hasta ahora investigaciones sistemáticas que reconstruyeran su historia ni que examinaran su evolución organizativa. La tesis de Vázquez González llena ese vacío y ofrece un relato documentado, crítico y ampliamente contextualizado sobre cómo ha cambiado este evento en relación con el clima político, las decisiones institucionales y las tensiones internas del propio movimiento.
Un análisis exhaustivo: política, activismo, prensa y archivos administrativos
La investigación combina enfoques propios de la comunicación, los estudios culturales y la historia social. Para ello, se han analizado 31 carteles oficiales, 88 noticias de prensa en medios como Diario de Sevilla, ABC, El País y Dosmanzanas, además de 25 blogs, 37 documentos administrativos, programas municipales, archivos de entidades y otro conjunto de fuentes hemerográficas digitalizadas.
El estudio se apoya además en entrevistas en profundidad con figuras clave, cuya trayectoria política o activista permite reconstruir desde dentro la evolución del Orgullo. Entre ellas destaca José Luis García Martín, concejal del Partido Popular desde 2011 y actualmente Octavo Teniente de Alcalde. García dirige áreas estratégicas como Derechos Sociales, Igualdad y Asociaciones y tiene un papel protagonista en la gestión de políticas de diversidad desde la Administración. A su vez, cuenta con la voz de Irene Navarro Franco, Vicepresidenta de la asociación DeFrente y participante de la Plataforma Orgullo LGTBI Andalucía, ha presidido la organización de la manifestación en dos ocasiones. El tercer perfil entrevistado es Pablo Morterero, presidente de la asociación Adriano Antinoo, secretario LGTBI del PSOE de Sevilla y coautor —junto a Juan Ramón Barbancho— del libro Lo personal es político. Historia del activismo homosexual en Andalucía. El último testimonio recogido es el del exalcalde Antonio Muñoz Martínez, figura clave para entender el proceso de institucionalización. Durante siete años fue Delegado de Hábitat Urbano, Cultura y Turismo, y como alcalde (2022–2023) consolidó el modelo del Mes de la Diversidad.
La diversidad ideológica e institucional de estas voces —activistas, representantes públicos, historiadores del movimiento, antiguos alcaldes y responsables municipales— permite articular un relato coral que sitúa al Orgullo de Sevilla en el centro del debate entre ciudadanía, poder político y economía cultural.

Cinco etapas para entender el Orgullo de Sevilla
Vázquez González identifica en su tesis cinco etapas históricas claramente diferenciadas:
La primera, entre 1978 y 2009, constituye el periodo fundacional del movimiento. Predomina el activismo de base, las concentraciones reivindicativas y la ausencia de formato festivo. La manifestación era el único acto visible. Las tensiones organizativas, derivadas de liderazgos personalistas o disputas entre entidades, eran frecuentes.
La segunda etapa, 2009–2012, introduce un modelo de Orgullo más festivo y mediático bajo la Coordinadora Girasol y el liderazgo de Mar Cambrollé, figura conocida por su capacidad de movilización y su estilo de gestión. En esos años se incorporan conciertos, vehículos, programación nocturna y patrocinadores privados, lo que exporta a Sevilla el modelo de “Orgullo urbano” popularizado por Madrid. Pero las polémicas —como la presencia de representantes del Partido Popular en cabecera de la manifestación mientras seguía vigente su recurso contra el matrimonio igualitario— generaron una crisis interna que marcó el declive de su gestión y una ruptura entre el activismo.
La tercera etapa, 2013–2015, supone un intento de reconstrucción y reapropiación política del evento. El asociacionismo sevillano impulsó nuevas marcas como “Al-Andalus Pride” u “Orgullo Andalucía”, priorizando la reivindicación frente al espectáculo y renunciando a grandes patrocinadores.
El cuarto ciclo, 2015–2016, es el más transformador. La llegada del socialista Juan Espadas a la alcaldía en 2015 y la creación del Mes de la Diversidad en 2016 institucionalizaron por completo el evento. El Ayuntamiento pasa a coordinar la programación cultural, las infraestructuras y la financiación. La profesionalización se intensifica, pero las entidades históricas pierden protagonismo. Según la investigación, el evento empieza a experimentar un proceso de decuirización, en el que las expresiones disidentes o no normativas han quedado relegadas en distintas ediciones. La edición de 2025 ha culminado con una organización más sólida, con mayor claridad comunicativa, mejor programación y una apuesta explícita por su dimensión cultural y turística.
Según Vázquez González, estos ciclos permiten entender por qué el Orgullo sevillano ha sido “un espacio en permanente tensión entre celebración, activismo, política local e intereses turísticos”, un fenómeno visible en grandes ciudades pero poco estudiado en Andalucía.

Institucionalización, patrocinio y tensiones internas
Una de las aportaciones más relevantes de la tesis es el análisis de los procesos de institucionalización y mercantilización. El estudio constata un cambio profundo en la manera de financiar y organizar el evento.
Durante la etapa festivalizada de Girasol, los patrocinadores privados eran esenciales para sostener conciertos y programación cultural. En años como 2011, las marcas —Legendario, Alhambra, Pepsi— ocuparon un lugar central en el cartel. Hoy ocurre lo contrario: los fondos públicos son la base del presupuesto y los patrocinios, cuando existen, son simbólicos. Esta reducción del patrocinio comercial diferencia a Sevilla de ciudades como Madrid o Barcelona. Sin embargo, la tesis advierte un avance progresivo hacia un modelo orientado al turismo y al posicionamiento de marca-ciudad, especialmente desde la profesionalización del Mes de la Diversidad y su presencia en ferias como FITUR.
“Convertir la Universidad en un espacio seguro”
Además de su dimensión histórica y política, la tesis incorpora una reflexión personal sobre el sentido de investigar el Orgullo. Según señala su autor: “la elección temática es en sí misma un acto político y activista. El Orgullo no es solo una celebración, sino una plataforma de denuncia y un espacio de memoria frente a las violencias que siguen afectando al colectivo”. El nuevo doctor destaca que su trabajo busca “dar voz a lo silenciado y convertir la Universidad en un espacio seguro”.
Un evento que construye ciudad
La conclusión principal del estudio es clara: el Orgullo LGTBIQ+ de Sevilla ha sido, desde su origen, un dispositivo de visibilización identitaria, una intervención simbólica del espacio urbano y una herramienta para transformar imaginarios sociales. Su fuerza no reside únicamente en su marcha, sino en su capacidad para abrir debates, disputar significados y reclamar un lugar para las identidades disidentes en la ciudad.
La investigación de Vázquez González ofrece, así, una aportación imprescindible para comprender el presente del Orgullo sevillano y los desafíos futuros de un evento cuya memoria, hasta ahora, permanecía dispersa, fragmentada o no documentada.