Aparece en Nerva un centenario símbolo masón que reafirma el origen de una población emancipada y construida sobre la estética y la simbología elegida por los integrantes de las logias locales

por REDACCIÓN / 22 de Abril de 2021 / Publicado en Historia

‘La Escuadra y el Compás y El Ojo que Todo lo Ve’ han sido localizadas, unidas en un solo símbolo, casi enterradas por el tiempo y las manos de pintura, sobre los cerrojos del Mercado Público de Abastos de Nerva. En esta ocasión ha sido el Guardia Civil Diego Rodríguez, gran aficionado a la historia, el que ha comunicado un hallazgo que se suma a los numerosos indicios que sustentan los orígenes masónicos de la localidad minera.


En el trabajo de investigación realizado sobre este descubrimiento por José Luis Lozano Álbez se apunta a que “esta simbología proviene del arquitecto municipal Moisés Serrano y Mora, que dejó su significativa huella en Nerva, pues además de ser el autor del Mercado de Abastos en 1909, también diseñó y realizó el Teatro Victoria en 1910”.

En lo que al significado de los emblemas encontrados se refiere, Lozano destaca que “la escuadra y el compás conforman el símbolo más distintivo de la masonería, pues ambos son instrumentos de medida imprescindibles para los arquitectos, siendo interpretados como la representación de la dualidad entre el mundo terrenal y el mundo espiritual. Mientras la escuadra encarna el equilibrio de la medida justa, la estabilidad, el instrumento que permite medir las propias acciones en consonancia con los principios de la masonería; el compás, en cambio, traza el círculo que simboliza los límites de las propias acciones. Representa la frontera entre las limitaciones de los humanos y la eternidad. Por otra parte, ‘El Ojo que Todo lo Ve’ es utilizado para representar al Gran Arquitecto del Universo, ocupando siempre la parte central, el ansiado equilibrio entre el Sol y la Luna. Suele utilizarse para reforzar su carácter de omnipresencia y observación de los actos de los humanos. Ambos, juntos, implantados por un arquitecto en una edificación, representan su firma y con ella el sello inconfundible que encarnaba el progreso civilizado que conllevaba la construcción de un mercado que unificase los abastos con la mejora de las circunstancias sanitarias de los mismos”.

NOCIONES BÁSICAS PARA LA COMPRENSIÓN DE UNA HISTORIA MASÓNICA  

Para introducirse en esta significativa característica de la historia local es preciso trasladarse a los inicios de la Villa de Nerva y saber que “la primera Logia que se constituye en Huelva es el Triángulo en 1870, que la primera que se crea en la Comarca es la Diógenes número 184, en Minas de Riotinto en 1884 y que la primera que lo hace en Nerva es la Copérnico número 210, en 1886. A esta la seguirían la Triángulo Emancipación número 52, en 1897 y, sobre todo, por su importancia, la Fraternidad número 245, en 1899”, aclara Lozano.

Centrándose en Nerva, Lozano destaca la importancia que “la Copérnico presentaba un aspecto diferenciador con las demás Logias que se constituyeron en la Comarca, pues mientras los miembros de las otras Asambleas Masónicas pertenecían a profesionales de sectores primarios, (maquinistas, mecánicos, ajustadores), la que nos ocupa estaba conformada por la elite del pueblo, entre ellos, industriales, propietarios, médicos, farmacéuticos, el secretario del Consistorio, Miguel Domínguez y el teniente de alcalde, Andrés Domínguez de León, posteriormente Alcalde de Nerva por dos mandatos, el primero de ellos sustituyendo a Domingo Gil Vélez. Ambos, serían comitentes de algunas de las principales obras civiles de nuestro pueblo, dejando multitud de símbolos masónicos en algunas de ellas, como en la fuente de La Reú, (en forma de Templo Griego, al igual que el resto de las fuentes de la localidad, pues simbolizaban el avance que conllevaba traer el agua a Nerva) o en el conjunto formado en el centro de la población por el Ayuntamiento, la Torre (con su esfera azul en homenaje a Copérnico), el Triángulo (que ingiere al punto de encuentro en el que han de encontrarse las tres cualidades del ser humano: moral, física e intelectual, los tres estados: nacimiento, vida y muerte y las tres legítimas aspiraciones: equilibrio, perfección y rectitud) o el ya desaparecido Paseo de las Acacias (árbol masón por excelencia, arrancadas tras la entrada de las tropas golpistas, pues sabían su significado, siendo sustituidas por los actuales naranjos)”.

Para el investigador local, “sin duda alguna, los componentes de esta Logia, jugaron un papel fundamental en la Nerva que afronta la independencia municipal y en la que aborda todos los cambios que este proceso origina y aunque es muy difícil concretar cuantos concejales del primer Ayuntamiento nervense eran masones, existen multitud de indicios que pueden aseverar que esta condición era un rasgo de la elite que concretó la identidad municipal nervense”.

Ante estas certezas Lozano ve conveniente preguntarse si existía la masonería en Nerva antes de lograr la emancipación: “Aunque resulte muy arriesgado pronunciarse, es muy probable que así fuese, pues el boom masónico en España coincide con el Sexenio Revolucionario, iniciado en Cádiz en Septiembre de 1868 y justo un mes después, que es cuando se produce en esta tierra el proceso constituyente conocido como Villa de La Libertad, nombre muy ligado a los principales ideales francmasónicos de libertad, igualdad y fraternidad, impulsado por los masones que inspiraron la Revolución Francesa. El hecho de que no existan datos al respecto o que aún no se hayan encontrado no puede ratificar una negación, sobre todo si tenemos en cuenta que se trataba de entidades que en muchos casos no llegaban ni a oficializarse”.

Por otra parte, se sabe que la consecución de la emancipación fue mérito de un grupo de hombres muy cercanos en ideales y planteamientos a aquellos que promulgaron el intento fallido de la Villa de la Libertad, datos contrastados, no sólo por la condición parental de algunos de ellos, sino porque otros como Julián Mora y José Romualdo Ramos formaron parte del equipo de Gobierno de ambos procesos. “Es, por tanto, muy probable que el proceso liberador de nuestro pueblo no dependiese de actuaciones particulares sino de una elite que compartía planteamientos y filiación en la Logia Copérnico”, aclara el autor de la investigación.

Lozano recuerda que, “de esta Logia se ha podido recabar una reseña en la prensa del momento. Se trata de una nota aparecida en Las Dominicales del Pensamiento el 15 de enero de 1887, en la que se trasladan condolencias por el asesinato del masón republicano Antonio Rodríguez García Vao. La misiva aparece firmada por los nombres simbólicos de Sixto Cámara como Venerable Maestro (grado 7) y Virgilio como secretario. También habría que destacar el carácter republicano burgués de sus componentes, como queda comprobado a través de la colecta organizada el 3 de agosto de 1889, en favor de Emilia, hija del General Villacampa. Entre los republicanos nervenses, aparecen Miguel Domínguez, secretario municipal y Juan María de León, regidor en el Gobierno de la Villa de la Libertad”.

“La Logia Triángulo Emancipación fue fundada por Ojeda Mallofret, obrero, concejal socialista y periodista. Estaba constituida por industriales y trabajadores por cuenta ajena y pese a estar radicada en Nerva, en sus inicios, tan sólo uno de sus miembros era de nuestra localidad, los demás eran de Minas de Riotinto, La Granada, Campofrío, Sevilla o Zamora, aunque residentes estos últimos en la Comarca. Es fundamental destacar que los miembros de esta Logia, por motivos que desconocemos pasan a formar parte de La Fraternidad, que aunque figura como Logia de Minas de Riotinto en algunos escritos, aparece en el Boletín Oficial del Grande Oriente Español y en el estudio realizado por José Antonio Ferrer Benimeli, uno de los mayores conocedores de la historia de la masonería española, como entidad masónica nervense a todos los efectos”, añade.

El investigador local aclara también que, “la Logia Fraternidad está integrada por trabajadores de las minas, por una nueva elite social que desbancaría a la anterior representada en La Copérnico, de la misma forma que los movimientos obreros desbancaron a los señores. En una Nerva convulsa en la que conviven deístas, anticlericales, masones, republicanos, fervorosos religiosos y caciques, los integrantes de esta Logia se definían como ácratas, y profundamente anticlericales. Esta condición laicista, queda perfectamente constatada en el multitudinario, mitin anticlerical que tiene lugar el Teatro Echegaray de Nerva el 28 de julio de 1901, en el que Manuel Navarro, director de La Marsellesa se dirigió al público, siendo furiosamente ovacionado y en el que se decide primero, exigir a los poderes públicos que se ponga en vigor la ley de 29 de julio de 1837, respecto a las ordenes monásticas y segundo, que sean directamente expulsadas”.

Por otro lado, es fundamental reconocer su implicación en el desarrollo del movimiento obrero, tal y como queda constatado en la carta dirigida en 1897 al Boletín Oficial del Grande Oriente Español, en la que se escribe, “Debido a encontrarnos en un centro minero donde los abusos se suceden con todo recrudecimiento en las clases proletarias, podemos afirmar que miles de obreros de todos sexos y edades sufren las penalidades de un excesivo trabajo mal retribuido por añadidura, sin contar desde luego la tremenda exposición que constantemente amenaza sus vidas. Peligros que no indemnizan todas las riquezas del universo. También entendemos por lo que dejamos dicho, que no son las causas principales del malestar que sienten los obreros, sino que por el contrario representan en los hijos del trabajo, un hábito al que están tan acostumbrados que ni les conmueven las fatigas ni el hambre ni la muerte. La causa principal de su penuria radica en el Estado imperfecto en que se hallan, y ello comprende tanto lo moral como lo intelectual, estado que dificulta grandemente el desarrollo en el orden físico, agotando con ello la vida. Háyanse los obreros en un estado tan deficiente en educación y de instrucción que no podemos por menos de recriminar la conducta de las clases directoras encargadas de interpretar y aplicar fielmente las leyes en beneficio de los desheredados”.

En aquel amplio escrito, del que Lozano solo destaca un extracto, pedían a los movimientos masónicos: “Primero, que exigiesen al Gobierno que implantasen la jornada de 8 horas con un jornal mínimo de 3 pesetas y 50 céntimos; segundo, que les ayudasen a conseguir la colocación de todos los obreros y contribuir a que estos contasen con conocimiento de enseñanza elemental; y tercero, cumplir con exactitud las leyes promulgadas sobre niños, mayores y accidentes del trabajo”.

 

 

Lozano también cree importante destacar el papel desempeñado por un grupo de nervenses, en julio de 1913, momento en que se conforma la Liga Española Para la Defensa de los Derechos del Hombre, movimiento que perseguía que los estados asumiesen en sus constituciones los Derechos ya descritos en la Declaración Francesa de los Derechos del Hombre en 1789. “Esta Liga estaba presidida por Luis Simarro Lacabra, Gran Comendador del Gran Oriente Español (del que depende la Logia Fraternidad), y daba forma a una antigua reclamación masónica. Nerva se ve afectada por este acontecimiento al encontrarse entre sus impulsores y propagandistas (no había más de una centena a nivel nacional): Rafael Pelegino, Félix Lunar, Feliciano López Cabrera, José López Ríos y Francisco Pérez Carrasco, que apenas unos meses después, en compañía del recién llegado Eladio Fernández Egocheaga, organizarían unas de las principales huelgas contra la Río Tinto Company Limited, formalizando la constitución del Sindicato Minero y de la Agrupación Socialista en nuestra localidad, partido a través del que propician su ingreso en los órganos de poder municipales”.

Como datos contrastados a tener en cuenta, el investigador local también cree necesario dar a conocer que “a la Logia Fraternidad número 245 de los Valles de Nerva pertenecieron, entre otros, José Morales Díaz como Venerable Maestro, Demetrio Llordén como Venerable Vigilante, José Martín González, Ángel Llordén Uñat, como Secretario, Luis Espinosa Acosta (símbolo Zola) y Francisco Vázquez Getrero (símbolo Morayta)”.

“Muy importante es tener en cuenta”, añade el autor de esta investigación, “que, aunque debilitadas, las logias Masónicas en Nerva y por extensión en la comarca funcionaron hasta el comienzo de la Guerra Civil, aunque desempeñando un papel mucho más secundario que el que venían protagonizando. Su espacio, descrito como entidades que perseguían el progreso social, pasa a ser ocupado por partidos, organizaciones obreras y sociedades locales que participan activamente en las cuestiones del municipio. Estas Sociedades se fundan bajo la designación de Círculos, (nombre de indudable ascendencia masónica), siendo varios los ejemplos: Círculo Democrático Federalista de Nerva, Círculo Federal de Nerva, Círculo La Unión de Mineros de Nerva, Círculo La Concordia o Círculo de La Villa de Nerva. De todos ellos, tan sólo el Círculo Comercial sigue en activo”.

Para concluir, Lozano cree que, “teniendo en cuenta estos indicios, es fundamental poner en valor la aportación de la masonería en el periodo de la historia nervense comprendido entre sus aspiraciones identitarias, (1868) y el comienzo de la Guerra Civil (1936). Tiempo habrá de seguir recabando datos, aunque tras la demente persecución, emprendida por el régimen franquista, contra la conspiración judeo masónica, es probable que la inmensa mayoría de ellos, hayan desaparecido”.

 

Este sitio web utiliza cookies, tanto propias como de terceros, para recopilar información estadística sobre su navegación y mostrarle publicidad relacionada con sus preferencias, generada a partir de sus pautas de navegación. Si continúa navegando, consideramos que accepta su uso.

Acceso

Registro

¿Olvidaste tus datos?

ARRIBA