Fuerzas de seguridad y voluntarios se coordinan para normalizar la situación en Nerva tras la tromba de agua

por Juan Antonio Hipólito Domínguez / 20 de Diciembre de 2019 / Publicado en Nerva

Tras una noche de incesantes lluvias y fuertes vientos, sin más incidencia que la caída de algún que otro árbol, Nerva se prepara para recuperarse de los destrozos causados por la tormenta ‘Elsa’ en la localidad minera. La coordinación entre fuerzas de seguridad y voluntarios, así como el apoyo de las administraciones y alcaldes de la Cuenca Minera de Riotinto, han resultado claves para restablecer la normalidad lo antes posible.  Durante todo el día de hoy, técnicos municipales, voluntarios y fuerzas de seguridad continuarán trabajando para restablecer la normalidad. El Ayuntamiento de Nerva ha puesto a disposición de los vecinos una oficina de reclamaciones donde poder tramitar la estimación de gastos sufridos en viviendas particulares y establecimientos comerciales.

Durante todo el día de ayer y hasta altas horas de la madrugada, efectivos de Bomberos, INFOCA, Policía Local, Protección Civil, Guardia Civil y Cruz Roja permanecieron desplegados en la localidad en previsión a que pudiera repetirse otra inundación ante el pronóstico de fuertes lluvias y viento. La coordinación de los trabajos de seguridad y limpieza se llevó a cabo desde el salón de plenos del Ayuntamiento de Nerva, donde permanecieron reunidos durante toda la jornada y parte de la noche. Más de un centenar de voluntarios, muchos de ellos procedentes de otros municipios de la Cuenca Minera de Riotinto colaboraron durante todo el día en las labores de limpieza y aprovisionamiento de alimentos a damnificados y voluntarios, codo con codo con los principales afectados, trabajando intensamente para devolver la normalidad a la zona lo antes posible. 

 

 

El centro neurálgico del municipio, así como sus calles aledañas se vieron ayer arrasadas por una gran tromba de agua producida a primera hora de la mañana convirtiendo la zona comercial en un auténtico lodazal. También colapsó por completo el barrio del Pozo Bebé inundando casas, garajes y talleres. La fuerza del agua fue tan virulenta que llegó a tirar muros y a arrancar de cuajo puertas de hierro. Algunos coches estacionados en la avenida de la Reú terminaron en pleno paseo peatonal, a cientos de metros del lugar donde estaban estacionados, junto a contenedores, mesas y sillas de bares amontonadas. Otros vehículos llegaron a atravesar las cristaleras del teatro Victoria hasta introducirse por completo en el hall. La desolación de los vecinos durante todo el día de ayer fue total. Nadie recordaba nada igual, ni los más antiguos del lugar.

La causa de la inundación ha estado en el taponamiento del colector del barranco de Santa María ubicado al norte de la localidad minera, al costado este de la barriada del Pozo Bebé. En este punto fueron acumulándose durante toda la madrugada arrastres de tierra, rocas, troncos y restos de vegetación procedentes de la zona incendiada hace dos años en la Sierra del Padre Caro. Sobre las 08:30 horas de la mañana una gran tromba de agua hacía saltar la boca del colector arrasando con todo lo que encontraba a su paso. Las viviendas de la calle Castelar fueron las primeras en inundarse y la avenida de la Reú se convirtió en un imponente río de aguas bravas por las que navegaban sin control todo tipo de objetos. Afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales, pero sí cuantiosos materiales, aún por calcular. Más de medio centenar de establecimientos comerciales se han visto afectados por la tromba de agua. Los daños en vehículos se cuentan por decenas. Y las viviendas de particulares afectadas superan ampliamente el centenar, con la inmensa mayoría de sus enseres inservibles. El Ayuntamiento de Nerva ha puesto a disposición de los afectados una oficina en la que tramitar todas sus demandas.

José Ángel, Petra, Domingo, Nuria, Tomás y Carlos, todos vecinos del Pozo Bebé, coinciden al describir la fuerza con la que el agua bajaba desde la calle Castelar hacia la Avenida de la Reú. “Ha sido terrible. Menos mal que no tenemos que lamentar ninguna pérdida humana porque esto ha sido terrible. Pero, hemos perdido todos los enseres de nuestras viviendas. Alguien tendrá que responsabilizarse de todo esto y nos tendrá que ayudar”, comenta otra vecina desolada. 

En la zona centro, los comerciantes no salían de su asombro. A tan solo unos días para la Navidad y en plena campaña de fomento al consumo local, muchos de ellos lo han perdido todo y tendrán que empezar de nuevo. “El torrente de agua bajó con muchísima fuerza. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos rodeados por el agua. Entraba por todas partes. La situación nos ha desbordado por completo. Ni podíamos entrar ni salir de la tienda. Y hemos visto todo tipo de objetos navegar por el paseo como si esto fuera un río”, comentan desesperados.

 

 

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