Malatesta vuelve al Vázquez Díaz para mostrar su nuevo propuesta artística que denuncia la violencia machista

por Juan Antonio Hipólito Domínguez / 07 de Marzo de 2020 / Publicado en Cultura, Nerva

El hinojaleño, Simón Peña, más conocido como Malatesta, artista invidente que destaca por la técnica del Tac-Art (braille con el que leer y sentir el arte pictórico) expone nuevamente en el museo Vázquez Díaz de Nerva, tras los éxitos cosechados con su anteriores propuestas. En esta ocasión lo hace con “Manos que acarician, manos que matan”, una muestra pictórica sobre el impacto emocional que le produce la violencia machista.


El autor quiere que su obra sirva como acicate para fomentar la toma de conciencia ante esa lacra universal que es la desigualdad de género llevada a las últimas consecuencias. La muestra se presenta en el marco de actividades programadas por el Ayuntamiento de Nerva con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Para este artista, prácticamente ciego, el sentido del tacto es el principal vehículo para canalizar emociones. Por eso, el centro de la exposición lo ocupa un conjunto de manos rotas que simbolizan la dicotomía placer/dolor, “ya que esas manos que asesinan a una mujer son las mismas que antes la han acariciado”, subrayan los organizadores. Junto a las manos, unas piedras aluden a la lapidación, “esa bárbara práctica presente aún en algunos estados”, lamentan.

Los once paneles en torno al centro, que rodean al visitante obligándole a sumergirse en la temática, contienen variedad de imágenes. Todas tienen un importante valor simbólico. Malatesta expresa en cada cuadro su personal manera de acercarse al tema. “El conjunto de la exposición impresiona por el tamaño de la obra y por la fuerza de las imágenes. El colorido de los cuadros es una constante en la obra de este artista”, destacan. 

Malatesta, el arte de los cinco sentidos

Simeón Peña Castilla, Malatesta nace en Hinojales (Huelva), y desde muy temprano expresa sus sentimientos artísticos. En 1969 se traslada a Francia, volviendo en 1970 a Barcelona y es aquí donde traba amistad con jóvenes pintores catalanes y donde recibirá influencias grandes y transcendentales.
 En 1978 vuelve a su pueblo natal donde su obra denotará vivencias anteriores y adquirirá la madurez que desemboca en sus propuestas sobre el Tact-Art, uno de los modos de expresión plástica más innovadores de los últimos años, no sólo en la formas externas o los materiales empleados, sino en el reto que el artista plantea a través de ellas.

A partir de 1980, comienza su etapa de madurez y de rompimiento que culminará con el nacimiento de Tact-Art. Bajo este signo, Malatesta empezará a ver culminadas sus obsesiones. Mientras, viaja a Marruecos (con evidentes influencias posteriores) y a Grecia, casi una visita obligada.

Desde que en 1992 aparece el Primer Manifiesto de Tact-Art, Malatesta encuentra la vía de salida a sus ancestrales inquietudes. Sus preocupaciones pasan de manifestarse de un plano terrenal a uno universal, creando todo un lenguaje en el que los conceptos ancestrales conforman el cuerpo de las obras. La igualdad humana la confirma Malatesta en su nuevo Universo creado, en ese orbe en el que el ser humano se convierte en eje motriz y todas las barreras se difuminan.

 

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